En la Unión Soviética,
el primer Estado socialista del mundo, el lugar de nacimiento de
Lenin y Stalin, donde, tras esfuerzos heroicos y sacrificios
inmensos, los trabajadores crearon una nueva sociedad sin clases
explotadoras, en esta nación, muy querida para los revolucionarios
del mundo entero, el capitalismo ha sido finalmente restaurado.
Es un deber de todos los
revolucionarios del mundo entero reflexionar sobre las causas de esta
tragedia, y hacer un análisis cuidadoso de los hechos implicados.
Desde luego, los
capitalistas de los cinco continentes han aprovechado este inesperado
acontecimiento para proclamar el rotundo mensaje de que “el
socialismo no funciona y el capitalismo crea prosperidad”. Y en
cada país, los oportunistas han desertado para unirse al bando de la
democracia imperialista, cerrando los ojos a la realidad de que el
capitalismo que “funciona tan bien” se alza de hecho sobre
millones de cadáveres, víctimas de la opresión y de la explotación
del Tercer Mundo.
Sin embargo, apenas había
remitido el clamor por la histórica victoria del capitalismo,
tuvimos que concluir que el restablecimiento del capitalismo en
Europa Oriental y en la Unión Soviética había agravado todas las
contradicciones fundamentales del mundo y que nos aguardan
situaciones de gran agitación y malestar. Lejos de ser testigos del
final de la historia, como en una ocasión afirmó un funcionario del
gobierno americano, o de asistir al final de la lucha de clases, nos
hallamos al principio de una nueva fase de la lucha global de los
oprimidos contra un sistema mundial imperialista, que ha llegado a
ser incompatible con la supervivencia misma de cientos de millones de
seres humanos. De hecho, la revolución socialista se ha convertido
en una simple cuestión de supervivencia para la gran mayoría de la
población mundial. La traición final del movimiento revisionista no
podía haber presentado este caso con más claridad.
Sin embargo, si la parte
oprimida de la humanidad debe avanzar hacia su liberación, necesita
la ayuda de organizaciones de combate que tengan una perspectiva
clara de las leyes fundamentales de la revolución. Los comunistas de
todo el mundo deben hacer una reevaluación del rumbo tomado por la
Unión Soviética. Tendrán que distinguir claramente la revolución
de la contrarrevolución y el marxismo-leninismo del revisionismo. El
resultado del rumbo oportunista tomado por la Unión Soviética nos
permite plantear algunas preguntas fundamentales, que han sido objeto
de feroz discusión desde 1956. Diversas experiencias positivas, así
como negativas, demuestran que la adopción como guía de una línea
ideológica correcta resulta decisiva para el futuro del partido
comunista y de la revolución.
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